La especulación inmobiliaria y esas cafeterías ridículas llenas de hípsters están cargándose el barrio a pasos agigantados. Lofts para modernos, talleres para artistas… ¡el infierno en la tierra! ¡¿Qué será lo próximo?!
Lo próximo será una orden de desahucio. Y el edificio en el que viven Sam, Edwin, Becky y el resto de pelagatos ni siquiera tiene cédula de habitabilidad. Habrá que ponerse las pilas y hacerse a la idea: el sentido de comunidad es lo único que te queda cuando no te queda nada.
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