La comunidad hawaiana de la pequeña ciudad de Trois-Rivières se está viendo sacudida por la muerte repentina de varios de sus conciudadanos. Los cadáveres presentan una característica en común: todos habían ingerido una piña colada fresquita.
Pero la joven Marie-Pomme, camarera en el bar-karaoke tropical The Golden Piña y adicta a las novelas de misterio, tiene fundadas sospechas de que pueda estar siendo la obra de un mismo asesino.
No es el fin del mundo es un abrazo a los vínculos que nos sostienen y nos transforman a lo largo de nuestra vida. Una novela gráfica que captura de manera mordaz la compleja cotidianeidad de los veinteañeros en todo su dolor y gloria.