La Feria del Libro de Frankfurt 27/09/2023 – Publicado en: Agenda, Noticias – Tags: , , , ,

En menos de un mes arranca la Feria del Libro de Frankfurt, una de las citas literarias más importantes de Europa. A diferencia de Angoulême, centrada exclusivamente en cómics –bande dessinée— Frankfurt es una feria literaria generalista en la que puedes encontrar stands de editoriales de todo tipo y procedencia, echarle un ojo a sus catálogos y comprar lo que quieras, ya que también está abierto al público general.

Cuando asistimos aquí a un salón –¡Getxo, este finde!—, vamos cargados de cajas con libros para vender directamente, pero en Frankfurt ni siquiera tenemos stand; allí solo vamos a comprar y vender licencias; es decir, los derechos de traducción de un libro. Y, salvo que seas el agente de JK Rowling y vayas con libro nuevo bajo el brazo y casi te lo arranquen a mordiscos, lo cierto es que en la propia feria no cerramos ningún acuerdo, y menos con los tiempos que corren en los que las editoriales extranjeras y los agentes estamos en contacto constante online y al día de las novedades de cada uno. Pero, también por eso mismo, es un momento importante porque, en medio de la vorágine de correos electrónicos en la que vivimos inmersos, se agradece el encuentro físico, y nada como el mirarse a los ojos y poder tener unos minutos para explicarle a tu interlocutor a la cara por qué crees que tu libro encaja en su catálogo y por qué debería darle una oportunidad. También es una oportunidad para respirar el ambiente y chequear el mercado. Ver qué están publicando tus colegas from all over de world, qué están buscando, qué modas acabarán llegando tarde o temprano a nuestro país.

Hasta aquí, todo bien. Lo complicado es la dinámica de estas ferias, sobrevivir a ellas. Llegamos allí con una agenda humeante de citas, en construcción desde muchos meses atrás y cerrada apenas unas horas antes de llegar. Los seis pabellones de Frankfurt son tan enormes que a la hora de preparar la agenda debes tener en cuenta dónde está ubicado el stand de la persona con la que te vas a encontrar, porque, si está en otro pabellón, no llegarás a tiempo, y si vas acumulando retrasos se va todo el horario al traste. Por esta razón, siempre sufrimos algún plantón que, quieras que no, te da un pequeño respiro.

Las citas se suceden cada media hora, literalmente. Tienes 30 minutos para condensar qué quieres ofrecerle a la persona que tienes delante, incluyendo en ese tiempo los saludos y la conversación de cortesía, si es alguien a quien acabas de conocer, y ponerse un poco al día si es un colega al que vas viendo de feria en feria. Y también para intercambiar tarjetas de visita, que es algo que me rechifla por anacrónico y absurdo (no olvidéis que para que tenga lugar esta cita en la que nos intercambiamos tarjetas al vernos, ha tenido que existir un intercambio previo de correos electrónicos). En fin, costumbres añejas que nos cuesta abandonar. Mis tarjetas de visita tienen una ilustración de Rosalie Blum, y en las de Emilio aparece su foto metamorfoseado en Ranxerox, así que las repartimos a diestro y siniestro, fardones.

En esas citas podemos actuar como compradores o como vendedores. Cuando ejercemos de compradores, en cuanto vemos un par de páginas de algo ya sabemos si nos interesa o no, lo vemos al vuelo, y entonces pedimos que nos envíen el pdf para poder valorarlo con calma a nuestra vuelta. Anem per feina, que se dice en catalán. O lo leemos mientras estamos en tránsito, porque recuerdo haber leído Dulce de leche, de Miguel Vila, en un avión de vuelta de Angoulême. Si vemos que no nos encaja a nosotros pero lo vemos clarísimamente en el catálogo de algún colega, le sugerimos que se lo enseñe, si no lo ha hecho ya, porque en este sector somos poquitos y tenemos que echarnos un cable. De vez en cuando nos ofrecen obras nuevas de autores que han publicado ya con otras editoriales, y cordialmente las rechazamos. No le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti, ¿no?

Cuando representamos nuestro catálogo nos venimos muy arriba. En ese momento nos convertimos en expertos en marketing, publicidad, comunicación, y hasta su poquito de arte dramático, para que nos brillen los ojitos de la emoción. Somos conscientes de que a nuestro colega le esperan a su vuelta, igual que nosotros, unos 2500 pdfs, así que el objetivo es picar su curiosidad y conseguir que nuestros títulos escalen a la cima de la lista de lecturas pendientes.

Estas citas suelen ser en inglés o en francés, o en una mezcla de ambos. A veces, en italiano. Así que, al acabar el día, tenemos el cerebro completamente fundido. Pero, oye, vale la pena el esfuerzo si después conseguimos ver nuestros libros traducidos a seis idiomas, como el Dos monedas de Núria Tamarit, por ejemplo. El ciclo de los tebeos en las librerías es muy corto, desgraciadamente, así que es nuestro deber darlo todo para que tengan una nueva vida más allá de nuestras fronteras, y ponemos todo nuestro empeño.

Si os habéis quedado con ganas de saber alguna cosilla más, os leemos en comentarios.