Después de Prototipo y Arquetipo, Ralf König retoma su adaptación de la historia más grande jamás contada, espolvoreándole ahora al Nuevo Testamento el punto justo de irreverencia para conseguir un libro sensato, irónico y desmitificador donde el cristianismo se revela, por sí solo, invulnerable ante la lógica y la razón, pero muy adecuado para el humor.
Darle al frasco, idealizar el tormento, cultivar la envidia, hacer el zángano, pegar sablazos. ¡Para ser escritor ni siquiera hace falta escribir! Fante Bukowski no tiene voluntad ni disciplina, carece de humildad, y aunque anda corto de escrúpulos, se maneja como un elefante en una cacharrería en ese mundo de arribistas y cantamañanas que nutre los círculos artísticos y literarios. Fante Bukowski es, no le queda otra, la frustración hecha hombre. Y probablemente esté borracho.
La reina Aglaé ha logrado que su pueblo se reponga de los ultrajes a la vida y a la libertad que el tirano Von Krantz ejerció durante años sobre la región, pero ahora hay otro problema: Cixtitis, emperatriz de Chichinia, ha secuestrado a todos los hombres del reino para castrarlos y convertirlos en esclavos.
Aglaé, que en la circunstancia ha perdido a su marido y a su amante, todavía está dispuesta a encarar el conflicto mediante el diálogo, pero si la negociación se demora, no le van a doler prendas en sacar la artillería.
Con un dibujo ingrávido y radiante, un trazo que es viento y un ritmo para la comedia que bebe de las más gloriosas fuentes clásicas, Alfonso López planea sobre los rincones secretos de nuestra historia cercana.
No es el fin del mundo es un abrazo a los vínculos que nos sostienen y nos transforman a lo largo de nuestra vida. Una novela gráfica que captura de manera mordaz la compleja cotidianeidad de los veinteañeros en todo su dolor y gloria.
¡A LA VENTA EL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2022!
Tras El cantar de Aglaé y Emperatriz Cixtitis, Anne Simon persevera en su mirada analítica y crítica sobre las sociedades contemporáneas acuñando una nueva mitología donde la erudición teórica alterna con la celebración pop. Una irresistible constelación de arquetipos para tratar de explicar el desaguisado que conformamos.