Se le achaca con frecuencia al cómic que tal vez se ha dormido en los laureles y que ya no responde con la espontaneidad de antaño a las necesidades de la actualidad. Es posible que en ocasiones despiste su eficacia para la observación política y la reflexión colectiva, pero cuando vuelve a ella con solvencia se demuestra un medio imbatible. Aunque lo haga en modo historiográfico. Porque el presente, de eso no cabe duda, ha de ser consecuencia de algo.
El francés Matthias Lehmann se nos reveló aquí hace unos años con La favorita, un libro tan cargado de significado como enjundioso en su grafismo que os animamos a recuperar (en librerías con fondo o en una de esas benditas y sufridas bibliotecas públicas). Su nueva obra es este Chumbo, una novela gráfica de casi cuatrocientas páginas en la que, partiendo de los datos biográficos que rescató visitando a la rama materna de su familia, dispone una crónica social y política del Brasil del último siglo, un monumental fresco que, a tenor de la actualidad, vuelve a certificar que la historia, en efecto, se repite una y otra vez, y si lo hace es porque la olvidamos.

Relato múltiple, tan diverso en sus pormenores como amplio es su abanico de personajes, Chumbo abre su acción en el Brasil de los años 30, cuando los ánimos de rebelión amenazan la producción de las minas del potentado Oswaldo Wallace. La nación, en esos momentos, se afana en una reforma agraria, pero los intereses financieros han alimentado la noción de una hipotética amenaza comunista que servirá de coartada para… el cambio.
Severino y Ramires, hijos de Oswaldo Wallace, se llevan apenas un año y ambos son a su vez amigos de los hijos del líder huelguista. Completamente opuestos en lo temperamental y lo ideológico, el primero, comprometido con la izquierda, se convertirá en periodista y luego en escritor; el segundo dará su apoyo a los militares que van a someter al país a sus años más difíciles.
Chumbo retrata el devenir y las tribulaciones de una saga familiar que atraviesa más de cuatro décadas de convulsión social y política a partir del golpe de estado del 31 de marzo de 1964 que auspiciaron empresarios, terratenientes y políticos de derechas. La maniobra pretendía y consiguió atajar las reformas sociales que se procuraban para una población en riesgo de hambruna, y la dictadura militar subsiguiente se prolongó en los llamados “anos de chumbo”, años de plomo de brutal represión y de los que todavía se oyen ecos en la actualidad brasileña.
Con una hermosura de páginas plenas, un dibujo apabullante que delata ascendencias desde el Renacimiento hasta los maestros del comix underground y no escatima menciones a la tradición satírica brasileña, Matthias Lehmann nos ofrece en Chumbo una lectura sustancial y rigurosa con sus propósitos, abundante en sorpresas gráficas, exquisito en el detalle, ameno y siempre propenso al deleite que hace de cualquier lectura una lectura importante.
Lee aquí las primeras páginas.