Este es el relato de personas sencillas que sobrellevaron sus sentimientos como les fue posible, en una época en la que su amor no constituía un delito, pero tampoco estaba socialmente aceptado. Mucho antes de que se acuñaran vocablos como “gay” o “LGTBI”, y sin saber que, meses después, su entorno cambiaría… a peor.
Salva no lo lleva del todo mal. Después del susto del infarto ha cambiado las birras por las meriendas y ahora su vida en Barcelona es serena y tranquila. Mantiene su núcleo de amigos, entre los que se cuentan Peluche, Rita, Oriol y los hijos de cada uno, y entre todos conforman una familia elegida, cada uno con sus penas y con sus alegrías.