Diego Agrimbau y Lucas Varela no son amigos de lo conocido ni de la costumbre, no al menos cuando se juntan como guionista y dibujante respectivamente. En Diagnósticos, su primera obra al alimón, dejaron claro que lo que les interesaba era la prospección de territorios vírgenes y la especulación tanto narrativa como temática. Como pioneros, por tanto, era cuestión de tiempo que incurriesen en la ciencia ficción pura y dura, la humanista, aquella que sirve para reflexionar sin ambages sobre la condición humana y nuestro destino como especie.
El humano empieza con un despertar, el de la unidad Alpha, un individuo androide sin credenciales, perdido y desorientado, y que parece tener dañado el archivo de memoria donde estaría especificada su circunstancia, su misión y su lugar en el mundo, aunque… ¿en qué mundo? Alpha ignora todo. Ni siquiera recuerda que forma parte de la misión Phénix, un equipo especializado que lleva más de medio millón de años orbitando alrededor de la Tierra…
Con los aperos de la ciencia ficción y tomando los códigos del relato de aventuras, El humano habla del individuo y de la identidad y de lo que nos espera y de lo que está por venir, que no son necesariamente la misma cosa. Y lo hacen con un dibujo diáfano, una eficaz economía cromática y una puesta en página matemática y sensacional.
Agrimbau y Varela nos proponen en su segundo libro conjunto una historia que se localiza en el punto exacto donde lo irracional y la barbarie confluyen para empollar el huevo cósmico de lo que está por llegar. Si quieres poner un pie en el futuro (literalmente), asómate a este adelanto de El humano.
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